Comencé mi trayectoria profesional impartiendo clases, primero, de idiomas y más adelante encontré mi verdadera vocación, que era la de facilitar el aprendizaje de contenidos escolares a alumnas que presentaban algún tipo de dificultad.
Preparar material didáctico y adecuar las formas de enseñar a los distintos niveles de alumnas a las que dirigía mis clases hizo que tomara consciencia de las posibilidades de potenciar la capacidad de aprender del ser humano independientemente de cuál fuera su cociente intelectual.
Pronto tomé consciencia de la relación interdependiente que se establecía entre enseñar idiomas, contenidos específicos, y enseñar a pensar, sentir y en definitiva, vivir. Así, en la medida que las alumnas encontraban un sentido a aquello que les enseñabas, ya fuera un tiempo verbal, vocabulario o cómo redactar un texto, su disposición al aprendizaje mejoraba exponencialmente. Este sentido que facilitaba les permitía aplicar lo aprendido en sus vidas personales, en una situación vital concreta que mejoraba su vida. Esta mejoría en su actitud ante el aprendizaje tenía un efecto inmediato de mejora en su capacidad de escuchar, de razonar, en su nivel de atención, en su comprensión, etc. Sus capacidades cognitivas se estiraban de la misma forma que fortalecemos nuestra masa muscular cuando acudimos a un gimnasio. En este lugar no cambiamos un sistema muscular por otro mejor, sino que fortalecemos o aumentamos el volumen del que ya tenemos. Este mismo efecto se daba en las clases. En ese momento tomé consciencia de la importancia de conocer el funcionamiento de nuestra mente y decidí abandonar la enseñanza para comenzar una formación específica. Comencé mis estudios de psicología en la Universidad Abierta de Cataluña (UOC), estudios que compaginé trabajando en un gabinete de psicología durante unos años. Al acabar mi formación universitaria abrí mi actual consulta de psicología.
María Teresa Pérez Ortega
Lda. Psicología - Colegiada nº 21645
Lda. Filosofía y Letras